EN EL ESTADO DE CHIHUAHUA EL NEPOTISMO TIENE APELLIDO: BAEZA CURIOSO QUE ASI SE APELLIDA EL GOBERNADOR EH !!
Un nepotismo llamado Baeza
Por: Jaime GArcía Chávez
Saber, la palabra nepote significa sobrino. De ese terminajo se generó el concepto nepotismo que no es una doctrina sino una práctica política -sucedáneo de la herencia del poder- que hace siglos apareció y que ha recibido la repulsa generalizada de los demócratas de todos lados. A los papas, jefes universales de la iglesia católica, se les ha reconocido por el celo con que han ejercido el cumplimiento de sus deberes; de una parte, conduciéndose como monárquicos a ultranza por la vicaría espiritual que mantienen desde la época de Jesús y Pedro; de otra, célibes impolutos ajenos a toda sexualidad reproductiva y, por tanto, carentes de hijos legatarios. A un tiempo rey y célibe, la figura del papa recurrió al nepote, al sobrino para transferirle dignidades, cargos y privilegios que, ordinariamente, a través de las sucesiones, iban a parar a los hijos, especialmente los primogénitos que gozaron por varios siglos de las ventajas del mayorazgo. En efecto, un poder de ese corte al privar a sus actores de la producción directa de hijos y parientes consanguíneos por vía directa, benefició a los muy famosos sobrinos de los pontífices, surgiendo la práctica del nepotismo que se reconoce en la teoría política de manera muy clara, trátese de obras antiguas como las de Juan de París y Maquiavelo hasta los teóricos actuales de la corrupción política que, como lacra, azota a los estados modernos. Ejemplos sobran.
La defensa retrospectiva del nepotismo se puede ver beneficiada aparentemente por el obsoleto argumento de la infalibilidad papal. Hoy si un papa nombra a un sobrino su privado para asuntos pontificios, no se equivoca pues él no falla y así lo estiman los que profesan esa fe.
I
Pero la cosa no paró allí, como todos lo sabemos. Como bien lo describe el doctor Manuel Ossorio y Florit en famosa Enciclopedia Jurídica:
“Claro es que el origen papal de la corruptela no fue óbice para su extensión a la esfera de los gobiernos civiles y militares, pues la tendencia a favorecer a parientes y amigos se advierte en todos los que, teniendo en sus manos el ejercicio del poder público, carecen de la altura moral suficiente y del sentido del deber y de la responsabilidad necesarios para resistir a esa tentación, muy humana desde el punto de vista afectivo, pero muy dañina políticamente”.
En Chihuahua en la coyuntura actual tenemos un ejemplo más que aleccionador en esta materia. Una familia, Baeza es el apellido esencial de la misma, ha dado inicio a una concentración de poder que no se dejaba ver en la entidad desde la época del legendario terrateniente Luis Terrazas. Cuando Fernando Baeza alcanzó la gubernatura, a través de mecanismos de fraude y alquimia electoral, ocasionó dos singulares fenómenos: el surgimiento del Grupo Delicias -de alguna manera tomando como paradigma el de Atlacomulco que se fundó bajo el padrinazgo de Isidro Fabela y que produjo figuras de relieve en la vida nacional, no siempre por sus virtudes cívicas, como Carlos Hank González- y prácticamente la creación de una casa dinástica que absorbe espacios de poder político de primer orden en la región y en el Estado. Don Fernando hizo posible el milagro de hacer director de gobierno (1986) a su nepote, el actual gobernador. Fue el primer indicio de que gusta del nepotismo. Es manjar de su mesa. Después, el que hoy es gobernador se convirtió en presidente municipal de Chihuahua, diputado federal, director de Pensiones Civiles del Estado. El hermano del actual titular del Ejecutivo fue presidente municipal de Delicias, diputado local y ¡qué caray! ahora candidato único por el PRI en el distrito que tiene por cabecera la ciudad donde viven los Vencedores del Desierto, hazaña que una brizna geológica, hidrológica y humana les hizo posible el Río Conchos, la presa de La Boquilla y el sistema de riego de esa zona. Pero ese es otro tema que no viene al caso. Lo que me preocupa es el asunto del nepotismo y hacia él me dirijo.
II
Es una verdad sabida: donde hay nepotismo la democracia es precaria. Es un fenómeno propio del caciquismo, de la dictadura o del totalitarismo; de las monarquías ya hicimos algún comentario. Que la familia Baeza concentre tanto poder no habla a favor de un proceso de consolidación democrática, no abona a la construcción de una sociedad abierta en el que la competencia sea la base para acceder al poder público y, en general, al ejercicio de gobierno. Cualquiera que haya leído las solapas de un texto de teoría política al respecto, sabe que esta es una verdad del tamaño de la presa Francisco I. Madero. Díganme si estoy equivocado. José Reyes Baeza Terrazas, gobernador del Estado; Fernando Baeza Meléndez, fuerte aspirante a senador y autor de este nepotismo, que aquí aparece un poco al revés, porque es tío del que más poder formal ejerce; y Héctor Baeza Terrazas, el hermano, candidato a diputado federal único en el PRI, porque no hubo en su partido quién le rivalizara por el cargo. Algo verdaderamente extraño, pues la plaza desata más de un grado de codicia.
No voy a exagerar, perdería mérito este texto. Ciertamente para ser candidato a los diversos cargos públicos mencionados no se necesita vivir y ser oriundo de Delicias y mucho menos ser miembro consanguíneo de la privilegiada estirpe cuyo linaje, de suyo, agrega poder por el solo hecho de la pertenencia. Reducir al absurdo es exagerar un poco, para que las cosas se vean mejor. Es como anteponer una lupa entre los propios ojos y el objeto que se mira. Procediendo de esta manera a todo mundo le resulta una obviedad: estamos en presencia de un ejercicio nepótico del poder en Chihuahua. ¿Cómo decir que no?
III
El nepotismo tiene un tufo de privilegio y, de antaño lo sabemos, el privilegio es una ventaja para unos y un desaliento para la totalidad de los restantes. He conversado con algunos ciudadanos del distrito de Delicias y están desalentados porque tienen la fundada sospecha de que la dinastía que surgió en 1986 va a producir políticos influyentes de apellido Baeza, y una larga legión de miembros de la infantería y condotieros a su servicio. Por eso están pensando o, en fundar su propia dinastía -en el peor de los casos para la democracia- o fortalecer esta a través de mecanismos de participación ciudadana incluyente y generosa para la totalidad de los miembros del cuerpo electoral.
Para mí resulta grotesco que en plena post-modernidad se presente este tipo de fenómenos, que nos habla de la supervivencia de un núcleo arcaico a través del cual se expresa el poder con base en las relaciones consanguíneas, lo que de suyo grita que padecemos una atrasada cultura política autoritaria y colonial.
IV
Pero alguna razón existe para la toma de estas decisiones. No se dan en el limbo. Me voy a permitir conjeturar algunas, que valen por sí solas o que se pueden combinar en espera de que una buena historia nos descifre las verdaderas causas del fenómeno al que me aproximo, como simple observador de la realidad.
En el momento que vivimos, con un Roberto Madrazo Pintado a la baja y sin posibilidades de elevar su votación, es necesario fortalecer la candidatura con figuras fuertes en las regiones y, no lo regateo, Don Fernando da ese tamaño aunque su sola presencia va a permitir se saque del imaginario el fraude de 1986 que no se olvida y que en una elección federal se le visualizará en la perspectiva que dio la llegada a la Presidencia de la República, con malas artes de Salinas de Gortari. Desesperado, Madrazo estima que Chihuahua es una plaza fuerte de sus ambiciones, la quiere garantizar con la candidatura senatorial del ex gobernador deliciense. Es posible.
Hay otra explicación, en perspectiva más grave. Chihuahua es la tierra de un hombre fuerte que decide tras bambalinas un “Jefe Máximo”. Don Fernando, senador, es el claro mensaje para que todos entiendan quién ejerce el cargo de padrino, de quién puso al nepote, de quién gobierna, de quién ejerce el poder real. En otras palabras: gobernador de jure y gobernador de facto. Esquizofrenia política galopante. Si esta fuera la causa, no olviden que estoy conjeturando, hablaría de una absoluta falta de pericia del actual gobernador para ejercer la función pública y política que ganó en las urnas y, de paso, confirma lo que todo mundo ya percibe en Chihuahua: José Reyes Baeza Terrazas es muy buena gente y, además, carece de carácter. Como en el Poema Conjetural de Borges: usted despeje la incógnita.
Por último, habría una tercera posibilidad y nos habla de un tema siciliano que percibí en las historias de la mafia. Historias a las que me aficioné desde que me enteré que la patrona de mi pueblo, si no me equivoco, nació en la legendaria Palermo. No me crean mucho esto. Realmente no sé mucho de historia de santos y santas. ¿A qué me refiero? A un tema sencillo, significativo y brutal. La explicación es asunto de familia. La familia es primero, la familia tiene patriarca. ¡Todo dentro de la familia. Nada fuera de ella! Bien nos dijo Coppola, el famoso director de cine que inmortalizó a Marlon Brando, que El Padrino no es una obra de la novelística, sino expresión de una sangrienta historia del capitalismo, del cálculo de la ganancia y del poder que dan las instituciones del estado cuando se controlan en el ámbito de las querencias cercanas, de las lealtades que deben los hijos a los padres, los sobrinos a los tíos, los nietos a los abuelos. Así como las familias de Sicilia emigraban a New York, dejando en el clima mediterráneo las raíces, así, en el futuro los choznos de Don Fernando estarían llamados a ocupar todas las dignidades, cargos públicos y demás en Chihuahua. Al parecer per sécula seculórum. Ignoro si esta frase se debe repetir imaginando un penetrante olor a incienso, que tanto me fascinaba olfatear en la parroquia en la que fui catequizado ya hace mucho tiempo a las orillas del Conchos y, por fortuna, en lejanía de los vencedores de Chihuahua.
V
Hago una travesía para buscar un atajo en contra de los argumentos que se podrán contraponer a estas palabras: todos los personajes de los que habla esta fábula son ciudadanos con derechos y pueden votar y ser votados. De ninguna manera se trata de los sobrinos, pongamos por ejemplo los del papa Sixto IV, sino de miembros de un partido que buscarán la confianza del cuerpo ciudadano chihuahuense cuyas decisiones, por cierto, no se respetaron en 1986. Y en efecto, no son los nepotes del viejo papado, lo tengo claro. Pero, nunca falta un pero en esta sopa de letras: ¡cómo se parecen!
Usted cree que el gobernador no les ha hecho, ni les hará, favores a su tío y a su hermano para que alcancen sendos escaños, uno en el Senado, otro en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Si alguien lo cree y me lo demuestra, confesaré por todos los rincones de Chihuahua que soy un tonto, un ingenuo y un escribidor que en lugar de tinta fuerte usa mala leche para escribir sus opiniones.
VI
El sexenio anterior desmiente que vivamos en la post-modernidad de la que hablé antes: no hay tal. La aparición en tropel de la familia Baeza apoderándose de los principales cargos públicos es una muestra de una conducción arcaica, grotesca, medieval, patrimonialista y corrupta del poder público. Si estoy equivocado que me desmientan, que yo sabré confesar que soy, con esta opinión, el peor de todos. Mientras no sea así, seguiré beneficiándome de la certera opinión de don Daniel Cossío Villegas que recomendaba escribir editoriales con una buena dosis de mala leche. Por lo pronto a quien le dicté este artículo me dijo: ¡pero hombre, la cosa nuestra no es atacar a la sagrada y bendita institución de la familia!
¡Pero hombre, qué necesidad! ¡Eso no pasa!
No me arredro. La respuesta la tiene la sociedad: a mayor pasividad, más nepotismo. ¡Despertad señores y señoras!
18 febrero 2006
Por: Jaime GArcía Chávez
Saber, la palabra nepote significa sobrino. De ese terminajo se generó el concepto nepotismo que no es una doctrina sino una práctica política -sucedáneo de la herencia del poder- que hace siglos apareció y que ha recibido la repulsa generalizada de los demócratas de todos lados. A los papas, jefes universales de la iglesia católica, se les ha reconocido por el celo con que han ejercido el cumplimiento de sus deberes; de una parte, conduciéndose como monárquicos a ultranza por la vicaría espiritual que mantienen desde la época de Jesús y Pedro; de otra, célibes impolutos ajenos a toda sexualidad reproductiva y, por tanto, carentes de hijos legatarios. A un tiempo rey y célibe, la figura del papa recurrió al nepote, al sobrino para transferirle dignidades, cargos y privilegios que, ordinariamente, a través de las sucesiones, iban a parar a los hijos, especialmente los primogénitos que gozaron por varios siglos de las ventajas del mayorazgo. En efecto, un poder de ese corte al privar a sus actores de la producción directa de hijos y parientes consanguíneos por vía directa, benefició a los muy famosos sobrinos de los pontífices, surgiendo la práctica del nepotismo que se reconoce en la teoría política de manera muy clara, trátese de obras antiguas como las de Juan de París y Maquiavelo hasta los teóricos actuales de la corrupción política que, como lacra, azota a los estados modernos. Ejemplos sobran.
La defensa retrospectiva del nepotismo se puede ver beneficiada aparentemente por el obsoleto argumento de la infalibilidad papal. Hoy si un papa nombra a un sobrino su privado para asuntos pontificios, no se equivoca pues él no falla y así lo estiman los que profesan esa fe.
I
Pero la cosa no paró allí, como todos lo sabemos. Como bien lo describe el doctor Manuel Ossorio y Florit en famosa Enciclopedia Jurídica:
“Claro es que el origen papal de la corruptela no fue óbice para su extensión a la esfera de los gobiernos civiles y militares, pues la tendencia a favorecer a parientes y amigos se advierte en todos los que, teniendo en sus manos el ejercicio del poder público, carecen de la altura moral suficiente y del sentido del deber y de la responsabilidad necesarios para resistir a esa tentación, muy humana desde el punto de vista afectivo, pero muy dañina políticamente”.
En Chihuahua en la coyuntura actual tenemos un ejemplo más que aleccionador en esta materia. Una familia, Baeza es el apellido esencial de la misma, ha dado inicio a una concentración de poder que no se dejaba ver en la entidad desde la época del legendario terrateniente Luis Terrazas. Cuando Fernando Baeza alcanzó la gubernatura, a través de mecanismos de fraude y alquimia electoral, ocasionó dos singulares fenómenos: el surgimiento del Grupo Delicias -de alguna manera tomando como paradigma el de Atlacomulco que se fundó bajo el padrinazgo de Isidro Fabela y que produjo figuras de relieve en la vida nacional, no siempre por sus virtudes cívicas, como Carlos Hank González- y prácticamente la creación de una casa dinástica que absorbe espacios de poder político de primer orden en la región y en el Estado. Don Fernando hizo posible el milagro de hacer director de gobierno (1986) a su nepote, el actual gobernador. Fue el primer indicio de que gusta del nepotismo. Es manjar de su mesa. Después, el que hoy es gobernador se convirtió en presidente municipal de Chihuahua, diputado federal, director de Pensiones Civiles del Estado. El hermano del actual titular del Ejecutivo fue presidente municipal de Delicias, diputado local y ¡qué caray! ahora candidato único por el PRI en el distrito que tiene por cabecera la ciudad donde viven los Vencedores del Desierto, hazaña que una brizna geológica, hidrológica y humana les hizo posible el Río Conchos, la presa de La Boquilla y el sistema de riego de esa zona. Pero ese es otro tema que no viene al caso. Lo que me preocupa es el asunto del nepotismo y hacia él me dirijo.
II
Es una verdad sabida: donde hay nepotismo la democracia es precaria. Es un fenómeno propio del caciquismo, de la dictadura o del totalitarismo; de las monarquías ya hicimos algún comentario. Que la familia Baeza concentre tanto poder no habla a favor de un proceso de consolidación democrática, no abona a la construcción de una sociedad abierta en el que la competencia sea la base para acceder al poder público y, en general, al ejercicio de gobierno. Cualquiera que haya leído las solapas de un texto de teoría política al respecto, sabe que esta es una verdad del tamaño de la presa Francisco I. Madero. Díganme si estoy equivocado. José Reyes Baeza Terrazas, gobernador del Estado; Fernando Baeza Meléndez, fuerte aspirante a senador y autor de este nepotismo, que aquí aparece un poco al revés, porque es tío del que más poder formal ejerce; y Héctor Baeza Terrazas, el hermano, candidato a diputado federal único en el PRI, porque no hubo en su partido quién le rivalizara por el cargo. Algo verdaderamente extraño, pues la plaza desata más de un grado de codicia.
No voy a exagerar, perdería mérito este texto. Ciertamente para ser candidato a los diversos cargos públicos mencionados no se necesita vivir y ser oriundo de Delicias y mucho menos ser miembro consanguíneo de la privilegiada estirpe cuyo linaje, de suyo, agrega poder por el solo hecho de la pertenencia. Reducir al absurdo es exagerar un poco, para que las cosas se vean mejor. Es como anteponer una lupa entre los propios ojos y el objeto que se mira. Procediendo de esta manera a todo mundo le resulta una obviedad: estamos en presencia de un ejercicio nepótico del poder en Chihuahua. ¿Cómo decir que no?
III
El nepotismo tiene un tufo de privilegio y, de antaño lo sabemos, el privilegio es una ventaja para unos y un desaliento para la totalidad de los restantes. He conversado con algunos ciudadanos del distrito de Delicias y están desalentados porque tienen la fundada sospecha de que la dinastía que surgió en 1986 va a producir políticos influyentes de apellido Baeza, y una larga legión de miembros de la infantería y condotieros a su servicio. Por eso están pensando o, en fundar su propia dinastía -en el peor de los casos para la democracia- o fortalecer esta a través de mecanismos de participación ciudadana incluyente y generosa para la totalidad de los miembros del cuerpo electoral.
Para mí resulta grotesco que en plena post-modernidad se presente este tipo de fenómenos, que nos habla de la supervivencia de un núcleo arcaico a través del cual se expresa el poder con base en las relaciones consanguíneas, lo que de suyo grita que padecemos una atrasada cultura política autoritaria y colonial.
IV
Pero alguna razón existe para la toma de estas decisiones. No se dan en el limbo. Me voy a permitir conjeturar algunas, que valen por sí solas o que se pueden combinar en espera de que una buena historia nos descifre las verdaderas causas del fenómeno al que me aproximo, como simple observador de la realidad.
En el momento que vivimos, con un Roberto Madrazo Pintado a la baja y sin posibilidades de elevar su votación, es necesario fortalecer la candidatura con figuras fuertes en las regiones y, no lo regateo, Don Fernando da ese tamaño aunque su sola presencia va a permitir se saque del imaginario el fraude de 1986 que no se olvida y que en una elección federal se le visualizará en la perspectiva que dio la llegada a la Presidencia de la República, con malas artes de Salinas de Gortari. Desesperado, Madrazo estima que Chihuahua es una plaza fuerte de sus ambiciones, la quiere garantizar con la candidatura senatorial del ex gobernador deliciense. Es posible.
Hay otra explicación, en perspectiva más grave. Chihuahua es la tierra de un hombre fuerte que decide tras bambalinas un “Jefe Máximo”. Don Fernando, senador, es el claro mensaje para que todos entiendan quién ejerce el cargo de padrino, de quién puso al nepote, de quién gobierna, de quién ejerce el poder real. En otras palabras: gobernador de jure y gobernador de facto. Esquizofrenia política galopante. Si esta fuera la causa, no olviden que estoy conjeturando, hablaría de una absoluta falta de pericia del actual gobernador para ejercer la función pública y política que ganó en las urnas y, de paso, confirma lo que todo mundo ya percibe en Chihuahua: José Reyes Baeza Terrazas es muy buena gente y, además, carece de carácter. Como en el Poema Conjetural de Borges: usted despeje la incógnita.
Por último, habría una tercera posibilidad y nos habla de un tema siciliano que percibí en las historias de la mafia. Historias a las que me aficioné desde que me enteré que la patrona de mi pueblo, si no me equivoco, nació en la legendaria Palermo. No me crean mucho esto. Realmente no sé mucho de historia de santos y santas. ¿A qué me refiero? A un tema sencillo, significativo y brutal. La explicación es asunto de familia. La familia es primero, la familia tiene patriarca. ¡Todo dentro de la familia. Nada fuera de ella! Bien nos dijo Coppola, el famoso director de cine que inmortalizó a Marlon Brando, que El Padrino no es una obra de la novelística, sino expresión de una sangrienta historia del capitalismo, del cálculo de la ganancia y del poder que dan las instituciones del estado cuando se controlan en el ámbito de las querencias cercanas, de las lealtades que deben los hijos a los padres, los sobrinos a los tíos, los nietos a los abuelos. Así como las familias de Sicilia emigraban a New York, dejando en el clima mediterráneo las raíces, así, en el futuro los choznos de Don Fernando estarían llamados a ocupar todas las dignidades, cargos públicos y demás en Chihuahua. Al parecer per sécula seculórum. Ignoro si esta frase se debe repetir imaginando un penetrante olor a incienso, que tanto me fascinaba olfatear en la parroquia en la que fui catequizado ya hace mucho tiempo a las orillas del Conchos y, por fortuna, en lejanía de los vencedores de Chihuahua.
V
Hago una travesía para buscar un atajo en contra de los argumentos que se podrán contraponer a estas palabras: todos los personajes de los que habla esta fábula son ciudadanos con derechos y pueden votar y ser votados. De ninguna manera se trata de los sobrinos, pongamos por ejemplo los del papa Sixto IV, sino de miembros de un partido que buscarán la confianza del cuerpo ciudadano chihuahuense cuyas decisiones, por cierto, no se respetaron en 1986. Y en efecto, no son los nepotes del viejo papado, lo tengo claro. Pero, nunca falta un pero en esta sopa de letras: ¡cómo se parecen!
Usted cree que el gobernador no les ha hecho, ni les hará, favores a su tío y a su hermano para que alcancen sendos escaños, uno en el Senado, otro en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Si alguien lo cree y me lo demuestra, confesaré por todos los rincones de Chihuahua que soy un tonto, un ingenuo y un escribidor que en lugar de tinta fuerte usa mala leche para escribir sus opiniones.
VI
El sexenio anterior desmiente que vivamos en la post-modernidad de la que hablé antes: no hay tal. La aparición en tropel de la familia Baeza apoderándose de los principales cargos públicos es una muestra de una conducción arcaica, grotesca, medieval, patrimonialista y corrupta del poder público. Si estoy equivocado que me desmientan, que yo sabré confesar que soy, con esta opinión, el peor de todos. Mientras no sea así, seguiré beneficiándome de la certera opinión de don Daniel Cossío Villegas que recomendaba escribir editoriales con una buena dosis de mala leche. Por lo pronto a quien le dicté este artículo me dijo: ¡pero hombre, la cosa nuestra no es atacar a la sagrada y bendita institución de la familia!
¡Pero hombre, qué necesidad! ¡Eso no pasa!
No me arredro. La respuesta la tiene la sociedad: a mayor pasividad, más nepotismo. ¡Despertad señores y señoras!
18 febrero 2006
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