sábado, marzo 11, 2006

CONOZCAN EL ARTICULO QUE OCASIONO A ISABEL ARVIDE UNA PERSECUCION ENCARNIZADA POR PARTE DE LOS NARCOTRAFICANTES QUE CONTROLAN EL ESTADO DE CHIHUAHUA:(


AMIGUITOS Y AMIGUITAS ESTE ES EL ARTICULO QUE ESCRIBIO ISABEL ARVIDE Y QUE EN JUAREZ NUNCA PUDIERON LEER PORQUE EL NARCO-EMPRESARIO OSVALDO RODRIGUEZ BORUNDA (PARIENTE DE CRISPIN) NUNCA LO HUBIERA PERMITIDO>>> CUALES CREEN QUE SON LOS INICIOS DE EL DIARIO DE JUAREZ EH ???? Y DE DONDE SALIO EL DINERO???

CON LA AUTORIZACION DE NUESTRA AMIGA, REPRODUCIMOS PARA SU DELEITE PERSONAL LA HISTORIA DE CORRUPCION EN QUE SE HAN ARRASTRADO LOS POLITICOS PRIISTAS DE CHIHUAHUA CON REYES BAEZA A LA CABEZA AL PROTEGER A SU COMPADRE CHITO SOLIS


COLUMNA DEL 2 DE JUNIO DEL 2001

PUGNA INTERNA POR EL PODER DEL NARCOTRAFICO ENTRE FUNCIONARIOS DEL GOBIERNO DE PATRICIO MARTINEZ

NUEVO CARTEL DE LA DROGA EN JUAREZ ENCABEZADO POR EL TITULAR DE SEGURIDAD PUBLICA, JESUS “CHITO” SOLIS
Isabel Arvide, todos los derechos de autor reservados.

Columna del: 2 de junio del 2001

Encabezado por el titular de Seguridad Pública del gobierno del Estado, Jesús “Chito” Solís, un nuevo cartel de la droga sustituye a la organización de Amado Carrillo.

De acuerdo a documentos a los que tuvo acceso esta reportera, lo que era un secreto a voces quedó comprobado hace pocos días al descubrirse un cargamento de cocaína por autoridades federales quienes, minutos después, recibieron una llamada del hermano del funcionario con la exigencia de que fuesen liberados.

Entre sus miembros destacados figuran empresarios, asesores y amigos de Patricio Martínez. Sobresalen los nombres de: Crispín Borunda, cuyo rancho es vecino de la propiedad del gobernador, los hermanos Solís, Raúl Muñoz Talavera, Chuy Sotelo, un conocido empresario transportista, Dante Poggio expolicía que vendría a ser el ejecutor armado y el dueño del periódico El Diario de Chihuahua, Osvaldo Rodríguez Borunda. Este último, sospechoso de lavar dinero producto del narcotráfico desde hace muchos años, recibirá el premio nacional de periodismo de manos del titular de Gobernación el próximo siete de junio. Su fuerza le permitió quitar de la Quinta Zona Militar al general Juan Morales Fuentes en noviembre de 1999 por “revisar” su avioneta. Total complicidad de las autoridades locales con los narcotraficantes, el procurador un cero a la izquierda.


CIUDAD JUAREZ, CHIHUAHUA.- Llegó la información a su escritorio. Habrá que admitir que los informantes existen. El cargamento era importante: Dos toneladas de cocaína. El operativo fue lo necesariamente complicado hasta llegar a una bodega, ya habían logrado colocar en “el otro lado” casi la cuarta parte de la droga en pocos días, de tal magnitud era su eficiencia, o si se prefiere, tanto así estaba arreglado el asunto.

Quiero entender que la operación delictiva fue hecha fuera del control del Cartel de Juárez porque, simplemente, en esta frontera la célula que permanece bajo el mando de Vicente Carrillo, ya no es lo significativo. Quienes, amparados con una placa federal, penetraron el refugio de los nuevos titulares del crimen, o al menos de uno de los dos grupos locales en pugna, encontraron que la droga estaba perfectamente empacada.

Sí, pero en paquetes de una libra, no de un kilo, que es una de las firmas que pone en su droga Crispín Borunda, el amigo, el vecino de rancho del gobernador Patricio Martínez. Que vendría a ser el socio de los narcotraficantes conocidos como “Los tres de la Sierra”, aquellos personajes identificados por sus porras en la olimpiada en Australia.

El responsable de este “decomiso” no estaba tan sorprendido por la cantidad de droga, los vehículos perfectamente cargados y ordenados, sino por la actitud de quienes estaban ahí, como si fuesen de día de campo a la playa. Ni siquiera se inmutaron, sólo le pidieron que aceptase hablar con uno de los jefes, con el protector de la droga ahí acumulada. Por un celular, como si fuese una llamada amorosa, le pusieron en la línea a quien, al decir de los narcotraficantes hallados con la droga en sus manos, arreglaría todo en cuestión de segundos.
Y así tendría que haber sucedido.

Porque el interlocutor era el hermano, el operador pues, de “Chito” Solís. Es decir, para que el resto de los mexicanos podamos seguir el desarrollo de esta función, Jesús “Chito” Solís el director de seguridad pública del gobierno de Patricio Martínez. El mismo que fue señalado en la investigación de aquel operativo inmenso llamado “Búfalo”, hace más de quince años, cuando descubrieron en Chihuahua el mayor sembradío de mariguana a recordar.

Quien respondió negativamente, no es necesario decir su nombre, a este requerimiento para dejar en libertad a los narcotraficantes pero sobre todo para “entregar” la droga sólo quiere que su jefe lo cambie de plaza porque ésta, la de Juárez, ya se le calentó mucho. Lo que se advierte, es fácil coincidir.

Esto sucedió apenas hace dos semanas.
¿Qué sucede en un país cuando abiertamente las autoridades locales son protagonistas, jefes de los carteles de la droga?

Esta historia no termina ahí.
Porque si el director de seguridad pública estatal es parte de un grupo, al decir de las autoridades federales y de quienes conocen las entrañas de las mafias, que hoy detenta más poder que el mismo “Señor de los Cielos” no debe extrañarnos, a los millones de ingenuos ciudadanos que creemos que “Traffic” es producto de la imaginación de un gringo que no conoce la realidad nacional, que el gobierno de la República ciudadanizado, democratizado, premie a un diario que es parte de esta misma organización criminal.

Es el caso de “Premio Nacional de Periodismo” que en el género de noticia habrá de recibir el periódico “El Diario” de Chihuahua, propiedad de Osvaldo Rodríguez Borunda, sí, adivinó, pariente cercano de Crispín Borunda, ligado desde hace muchos años a la sospecha.
Pero, vale la pena, habría que ir hacía un hecho no conocido que permaneció imbricado en el escándalo de la desaparición de siete kilos de cocaína en la Quinta Zona Militar de Chihuahua en noviembre de 1999.

Al llegar a esa capital el general Juan Morales Fuentes recibió en su oficina a un reportero de “El Diario”, quien llevaba la invitación del director general Francisco Pizarro para hacer un recorrido por las instalaciones del periódico.

Pizarro es un hombre respetado en Chihuahua, conocido como trabajador que tiene en su pasado la pertenencia a la Liga 23 de Septiembre, al que no se le vincula con el tráfico de drogas.
Después de este “encuentro” con la autoridad militar hubo una entrevista publicada en la primera página y luego una llamada de Pizarro, donde pedía “una atención” para su jefe.
El señor Osvaldo Rodríguez Borunda bajaría en su avioneta particular en la población de Ojinaga y quería no ser revisado por los integrantes del retén militar ahí localizado.
La irritación del general Morales fue inmensa, su orden en contrario, el dueño del poderoso medio de comunicación fue exhaustivamente examinado así como su avión, en medio de los gritos de protesta y ofensas correspondientes. No llevaba nada irregular…
Días después el reportero que cubre la fuente militar le espetó al militar, micrófono en mano, que sería retirado en pocos días de esa comisión.
No transcurrió una semana antes de que así fuese.
Hasta ahí los hechos.

Tan comprobables en actas oficiales como la estructura del edificio que alberga las instalaciones, una manzana entera, estacionamiento, tres pisos, rotativas modernas, de “El Diario” en Chihuahua. ¿A quién puede importarle que su circulación sea mínima? Es un amigo del gobernador, es un importante empresario responden, a la vez que todas las fuentes consultadas refieren sus relaciones peligrosas con los barones de la droga. Cosa común en esta entidad.
La misma oficina del procurador Arturo González Rascón se apura a “exculparlo” de todo, cuenta con un certificado de inocencia para lo que se ofrezca.

Y ahora podrá colgar en su pared, además, un Premio Nacional de Periodismo que recibirá, todo lo indica así, junto a Jesús Blancornelas, este sí víctima de los sicarios del narcotráfico. Pero, si algún consuelo existe, de un grupo contrario. Por cierto el artículo premiado, firmado por el reportero Jaime Alvarez que no tiene relación alguna con los hechos presuntamente delictivos, se refiere a un basurero nuclear y es muy poco conocido localmente.

En esta exculpación de Osvaldo González Borunda no coinciden las autoridades federales de Ciudad Juárez que han sido, durante las últimas semanas en especial, víctimas de ataques en las páginas de los diarios de su propiedad donde, casualmente, se pondera elogiosamente cada día la obra del gobernador Martínez. Se trata, me dicen bajando la voz, del “brazo escrito” del nuevo cartel. Que cobra caro porque en la delegación de la PGR en Ciudad Juárez, donde no hay siquiera computadoras o instalaciones modernas, se recibió la petición de entregar treinta mil dólares mensuales a cambio de mejorar su imagen.

Este nuevo grupo criminal, es tan poderoso que ha tomado control de la plaza en una estructura que podría llegar, incluso, hasta la oficina de palacio de gobierno.
Se trataría, de ser ciertos los estudios a los que tuvimos acceso, de un “cartel” que estaría integrado, entre otros, por Raúl Muñoz Talavera, quien habría entregado y/o participado en el asesinato de su propio hermano el tristemente célebre concuño de Rafael Aguilar Guajardo, Rafael de los mismos apellidos. Ahí estaría, operador de las carreteras, dueño de una flotilla de camiones impresionante, “Chuy” Sotelo y como responsable de los asuntos peligrosos, eso de las muertes y demás, Dante Poggio un expolicía reconocido por su capacidad sanguinaria.

No olvidemos, en la más alta jerarquía, incluir en este esquema realizado por expertos en inteligencia que llevan muchos meses cerca de Chihuahua, al amigo íntimo de Patricio, nombrado responsable de todas las policías en el estado, José de Jesús, “Chito”, Solís.
¿A quién le interesa investigar sus fortunas?
Aquí vendría a estorbar el procurador, experto en derecho fiscal y compañero de banca de Patricio también, González Rascón, impuesto supuestamente por un grupo encabezado por la poderosa familia Terrazas.

En los hechos la violencia, la impunidad, la falta de control oficial, los enfrentamientos entre grupos locales, las narcoejecuciones son el pan de cada día en Chihuahua. Tan sólo hasta mayo de este año se pueden contabilizar 27 crímenes, todos con el mismo modus operandi que los califica como “narcoejecuciones” que han contado con el apoyo incondicional de las policías (otra vez Chito Solís como jefe de éstas) locales. Unicamente en mayo hubo 13 asesinatos que, obviamente, no han sido aclarados.

Hace pocos días, a finales de mayo, uno de estos “encajuelados” que había sido victimado de tres balazos, fue dejado prácticamente a las puertas de la delegación de la PGR en Ciudad Juárez, lo que fue interpretado como un mensaje directo.
¿Cómo se relaciona todo lo anterior con el atentado contra Patricio Martínez? Las hipótesis abundan, siempre encuadradas en el esquema de la confrontación interna por el poder de la droga, que habría venido a dejar atrás, muy atrás la pugna entre el cartel de Juárez, o sea Amado Carrillo y sus herederos, y el cartel de Tijuana, todavía encabezado por los hermanos Arellano Félix.

Y conste que, supongo que con algún temor, resulta preferible no insistir en mencionar los apellidos que aparecen hoja tras hoja en los informes confidenciales sobre la realidad en Chihuahua donde por igual exgobernadores, hermanos incómodos, funcionarios del sexenio pasado, panistas y priístas del mayor protagonismo nacional vendrían a tener intereses en esta rebatinga donde lo que sobra es el dinero, millones de dólares que todo pueden comprar, donde se llega a mover un volumen tan grande de droga que no ha mermado pese a las 47 toneladas de enervantes que han sido confiscadas por autoridades federales en lo que va de este año.

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