Manuel E. Aguirre
La llegada de Fernando Romero Magaña a la dirección del Centro de Readaptación Social (Cereso) bajo administración municipal no parece una mera casualidad. Romero ha sido acusado públicamente de corrupción, práctica que en dicho reclusorio ha sido exhibida en múltiples ocasiones.Este lunes el secretario del Ayuntamiento, Jorge Álvarez Compeán, anunció sorpresivamente que el profesor José Grajeda Almeraz dejaba la Dirección del Cereso y que el cargo era tomado por Romero Magaña, quien venía de la jefatura de la Operadora Municipal de Estacionamientos.
Igual que en muchos casos similares, no fueron detallados los motivos para la separación de Grajeda Almeraz. Sólo adujo Álvarez “razones personales”.Durante la presente administración municipal encabezada por Héctor Murguía Lardizábal han sido registrados múltiples testimonios sobre la corrupción en el Cereso; desde la primera directora de este trienio, Astrid González; hasta el último, Grajeda, donde quedaron corroboradas las anomalías con el asesinato del reo Rafael Mandujano en su propia celda.
El primer director de Tránsito y Vialidad en la actual administración, Romero Magaña, salió de su cargo (pasó a la Operadora) en medio de un escándalo público por la existencia de una “polla” que era exigida por los mandos superiores a los oficiales de la corporación. Aquí no cabe el supuesto: lo denunció un subdirector municipal.
Romero Magaña y el Cereso, trayectorias paralelasMientras al inicio de la actual administración en la Dirección de Tránsito se generalizaban los rumores sobre la existencia de actos de corrupción, en el Cereso su primera directora del trienio, Astrid González acusaba públicamente de deshonestidad a su propio subdirector, Edmundo Águila CastilloLas incriminaciones terminaron cuando ambos fueron cesados.
No hubo castigo ni investigación de por medio. Fueron reasignados en espacios menores de la alcaldía. Águila fue cobijado como asesor de la Secretaría del Ayuntamiento.Tránsito, el episodio Motta AllenAntiguo amigo del alcalde Murguía, Fernando Mota Allen, llegó a la Dirección de Tránsito y Vialidad a principios del 2006 en calidad de subdirector. Se fue con los vientos de febrero. El día 20 ya estaba fuera de la administración. Él mismo contó los días en la corporación: 15.Acusó en entrevista ofrecida a Norte: “A mí me invitaron a trabajar e hice un compromiso con el presidente municipal de buscar y revisar qué es lo que está ocurriendo ahí; pero al señor director (Fernando Romero Magaña) parece que le incomodó algo, porque desde que llegamos no hizo más que obstaculizar mi labor, girar instrucciones, ordenar, presionar al personal para que evitara tener cualquier contacto conmigo y ante esa situación pues las cosas no pueden marchar y no se puede realizar un trabajo al que yo me había comprometido con el presidente (municipal, Héctor Murguía Lardizábal).
Y bueno, por esa razón nos retiramos”.El ex funcionario dijo haber encontrado en Tránsito un ambiente de persecución y de tensión “muy fuerte” en contra de los elementos de la corporación.Denunció: “Hay irregularidades muy serias y en mi caso pude percibirlo perfectamente, a pesar de que el director se opuso a que realizara el trabajo que me encargó el presidente”.Afirmó que había denuncias concretas de elementos “pero no quieren hablar por temor a todas las acciones que se ejercen en contra de ellos. Yo platiqué con muchos elementos y ellos están fastidiados, cansados.
Sus familiares están muy molestos porque los están presionando…”.En esa misma entrevista, Mota Allen no dejó lugar a dudas sobre la existencia de una “polla” (práctica entre elementos de tránsito en la que reúnen determinadas cantidades exigidas a los conductores de vehículos para no infraccionarlos. Ese dinero después se reparte entre ellos y sus mandos).La siguiente fue la pregunta del reportero:“- De las irregularidades a que se refiere, ¿usted hace el señalamiento de que existe la ‘polla’ en la Dirección de Tránsito?”Y la respuesta de Mota:“- Sí señor. Pero como le comento, ante una postura del director, tan cerrada, quién se atreve a levantar la voz o, quién se atreve a hacer un señalamiento directo. Y menos cuando están manejando actitudes de persecución y de amenazas al personal que se atreviera a denunciar. En mi caso, por el solo hecho de platicar con los agentes de Tránsito, inmediatamente éstos eran hostigados e interrogados sobre qué era lo que estaban platicando conmigo y cosas por el estilo. Y ante una situación así, pues no se puede”.
Romero Magaña restó importancia al señalamiento. Contestó que Mota Allen “no dio el ancho” e hizo tal denuncia porque “se sintió agredido”.La realidad, aseguró, fue que “el organigrama a él lo pone como subdirector y no como director general; entonces, él tiene que estar bajo las órdenes de un servidor y si no… tampoco se le puede dar el reconocimiento que quiere”, dijo.Pero admitió: “Lógicamente cuando no se ve en la disposición de trabajar, pues yo no le di el trato o validez que él se debería haber ganado en base a su trabajo”, agregó.Fue Romero Magaña más allá. Afirmó que Mota Allen nunca se presentó a trabajar… o bueno, pues nunca vi nada… no hizo ni un reporte. No hizo nada”, dijo.
El presidente municipal terminó por reconocer que ni Mota ni Romero Magaña “son unos unos angelitos” y anunció que se llevaría a cabo una “exhaustiva investigación” respecto de la “seria” denuncia del primero. Nunca fueron dados los resultados de tales indagatorias.Dijo, inclusive, que el entonces director de Tránsito quedaba “bajo la prueba del ácido” y dejó claro que no metería las manos a la lumbre por él. “Un presidente municipal no puede meter las manos a la lumbre por nadie. Sí las meteré por mi familia, más no por un funcionario”.
La ola de críticas fue imparable y horas más tarde Fernando Romero Magaña quedó fuera de Tránsito. El 21 de febrero fue llevado como director a la Operadora Municipal de Estacionamientos. Relevó a una priísta-cetemista de toda la vida, Isela Torres Hernández, quien definitivamente quedó fuera de la administración municipal.Héctor Murguía dijo haber instruido a los órganos de control interno y fiscalización del Municipio -Asuntos Internos y Contraloría Municipal- para realizar una investigación sobre la presunta existencia de la “polla” e indicó que Romero era puesto a un lado de Tránsito temporalmente para garantizar la “imparcialidad” requerida en dicha investigación… No regresó. Desde el lunes de esta semana despacha como director del Cereso…Corrupción entre las rejasSeis directores en menos de tres años y dos veintenas de muertos en motines, ajusticiamientos y sobredosis de droga, hablan del fracaso de programa del “Cereso limpio” implementado por la actual administración y de la interminable corrupción prevaleciente.Juan Fernández Ordóñez ha sido uno de esos directivos que públicamente ha dejado muy claro lo que ocurre ahí.
Duró aproximadamente 12 meses al frente del penal.“El crimen organizado tiene recursos y grandes personajes encubiertos fuera del Cereso que aparecen como los más honorables y son (en realidad) los grandes señores de la droga”, acusó el también pastor evangélico en entrevista concedida a Norte el 4 de enero del 2006.Insistió que al exterior del Cereso el crimen organizado permanece simulado en personas honorables y ese poder es el que manipula a gente infiltrada en la policía, gente infiltrada en los penales, gente infiltrada en todas las instituciones.“Aquí el desafío es enorme: no sólo tiene dos pandillas (Aztecas y Mexicles) que concentran a más de dos mil reos, sino un cuerpo de custodios corruptos, un nutrido grupo de narcos de mediana estampa que no encuentra dónde acomodar y una ausencia de fervor”.En marzo del 2006 Fernández Ordóñez fue relevado en su cargo por Jesús Rodríguez Almeida en un público acuerdo con el gobierno estatal para que dicha instancia fuera tomando el control de Cereso. En esa transición también llegó Jorge Martínez Quezada, pero sólo aguantó tres meses: fue relevado por el profesor Grajeda Almeraz en un claro regreso del municipio a las riendas del penal.Hoy no hay duda: Fernando Romero Magaña no solamente ha podido sostenerse los casi tres años del trienio en la administración municipal, sino que ha visto refrendada su amistad con el alcalde Murguía Lardizábal.Álvarez Compeán, control del CeresoEn septiembre del año pasado, el secretario del Ayuntamiento, Jorge Álvarez Compeán, acusó al coordinador parlamentario del PAN en el Congreso del Estado, César Jáuregui Moreno, de aparecer atrás de los disturbios dirigidos en el centro de la ciudad por Géminis Ochoa, líder de una agrupación de comerciantes.“Los principales culpables de lo que está ocurriendo en el centro de la ciudad son los panistas (como consecuencia de la administración municipal blanquiazul)”, dijo Álvarez, y señaló directamente a Jáuregui de controlar al líder de la organización “Che Guevara”, Géminis.El líder de los diputados estatales de Acción Nacional contestó con igual rudeza. Comparó a Álvarez Compeán con un mago que “todo lo que toca lo convierte en problema”.La política en el gobierno municipal no se sabe quién la lleva, si el alcalde o el secretario del Ayuntamiento, ya que van en distinto rumbo; mientras Héctor Murguía toca la puerta para llevar a los acuerdos políticos, Álvarez Compeán “nos insulta y nos llama como orquestadores del desorden provocado en el centro”.Pero fue bastante más lejos: acusó al funcionario municipal aun de los muchos delitos que se han cometido justamente en reclusorio manejado por el Municipio.“Los problemas en el Cereso de Juárez son generados por la intervención de las autoridades que quieren el control y están propiciando los motines, hay antecedentes de preparación… de salidas de directores cuando todo estaba en aparente calma. La persona que quiere tener el control tiene nombre y apellido: es el secretario del Ayuntamiento de Juárez, Jorge Álvarez Compeán”, señaló.Meses atrás de esa entrevista-conferencia de prensa con Jáuregui, en marzo, se había registrado un hecho sangriento más en el penal, donde murieron ocho reos, entre los que se encontraba un ex líder de los Aztecas, Alejandro Ferrer Pérez, alias “El Veneno”.Jáuregui Moreno acusó directamente al secretario del Ayuntamiento por ese motín y por aquella muerte.“…Jamás voy a poder demostrar que a ‘El Veneno’ lo mandó matar el funcionario municipal, pero estoy convencido de que lo hizo… de que (el motín) fue fraguado, orquestado y mandado por Álvarez Compeán”.En respuesta, el funcionario dijo que los juarenses saben quién es ély quién es César Jáuregui.“Quien se escuda en el fuero cree que, para hacer señalamientos de esa naturaleza, puede ofender y lastimar a cualquier persona… me provocan mucha tristeza a juzgar por la cobardía de ese tipo de señalamientos”, respondió.Se lamentó más y buscó agredir: “No soy político, ni me interesa la política; simplemente estoy aquí para ayudar a nuestra ciudad… quien busca escudarse como una mujer con el fuero, me parece bochornoso, creyendo que el fuero lo va a proteger”.Hoy, sin embargo, la situación permanece igual en el Cereso… sólo que con otro director, un funcionario municipal acusado de corrupción.